Una setmaneta als Alps


Los Alpes son para los que aman la naturaleza, las montañas y los grandes espacios una esplendida cordillera. Cada valle alberga un mundo diferente: praderas verdes, bosques densos, cañones, desfiladeros y pueblecitos pintorescos.

Al contrario de lo que se puede pensar, no es un espacio exclusivo para alpinistas o montañeros, sino para todos aquellos que les guste disfrutar de la naturaleza y para quienes encuentran belleza en la soledad y tranquilidad de las montañas.

En nuestro caso la vista siempre la enfocamos por encima de valles y bosques, buscando las cumbres. Esas cumbres que en los Alpes destacan por su altitud y sus glaciares colgantes. Incluso el hecho de que la altitud sea modesta en comparación con las montañas de otros continentes, las cimas alpinas a menudo se elevan más majestuosas y heladas que montañas de mayor altura.

Mil doscientos kilómetros separan Castelló del centro de los Alpes Suizos. Pero para un enamorado de las montañas, la distancia es poca.

En esta ocasión nuestro objetivo es la cima de Bishorn (4.153 m) y la Punta Burnaby (4.135 m). Estos se encuentran en Los Valais noroeste (Val d’Anniviers), una joya de la originalidad, donde no hay instalaciones de teleférico que desentonen con el paisaje. Los refugios en la región se sitúan a mucha altitud, por lo que las ascensiones son largas. Las cumbres que decidimos ascender tienen fama de ser cuatromiles sencillos por su vertiente noroeste, siendo esta la ruta elegida, aunque no hay que subestimarlo, coronar una cumbre alpina de más de cuatromil metros es un asunto bien grande, frío y salvaje, pero  vale la pena el esfuerzo.

Después de una semana en los Alpes y habiendo coronado los picos, sólo nos queda pedir suerte para otras salidas y un feliz regreso.

Juan Gual.

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